
La lectura despierta en los niños una enorme curiosidad que es fundamental para su aprendizaje, además ayuda al niño a cometer menos errores ortográficos en sus trabajos.
La práctica frecuente disminuye las posibilidades de caer en los vicios de la lectura que son: somnolencia, falta de concentración y fatiga ocular.
La lectura le da seguridad y por lo tanto se eleva su autoestima, un niño que lee se distingue de los demás por la facilidad que tiene para expresarse.
La lectura estimula en los niños la capacidad de imaginación, y esta es importante para la solución de problemas tanto cotidianos como académicos.
Tanto educadores como antropólogos coinciden en la representación social de que es mucho más difícil.
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